Como os prometí, os contaré cómo
llegó Yumma a mi vida:
Yumma era una eriza que le regalaron
a mi hija un invierno de hace más o menos tres años. La primera vez que la
vi fue en una foto y ya me pareció un
bichillo raro para cuidarlo.
Como Yoli estaba en Granada,
cuando mi hija vino de vacaciones se la trajo y ahí fue cuando me sedujo esta
mascota tan exótica; una eriza de 300 grs. tan bonita y delicada. La cogí con
mucho cuidado y aunque pinchaba a mí me pinchó pero poco, y entonces es cuando
descubrí que era unas mascota muy linda.
Qué pasó, que Yoli se tuvo que volver
de nuevo a Granada y como estos animales no aguantan el frío le dije que me la
quedaba yo para cuidarla. Se compró para ella una jaula especial y metimos
dentro una rueda y una casita de madera. Y así que todas las noches (porque son
animales nocturnos) iba a su jaula, cambiaba el agua y le daba comida para gatos
pequeños, le cambiaba la arena para estos animalitos, la cogía un poco para socializarla, y también se le bañaba,
pero eso cuando Yoli estaba conmigo ya que suponemos que fue una eriza
maltratada ya que en el sitio que la tenían no la hacían caso.
Por qué digo esto?
Estos bichos hay que tenerlos
desde pequeños para poder socializarlos
poco a poco mientras que van creciendo y creo, porque me lo han dicho, que son
una monada cuando tú les llamas y te hacen caso.
Con la mía lo único que pudimos
hacer es que se dejara coger y no nos pinchara, que bastante es ya siendo un
animal que nunca había sido acariciado.
Pasaba el tiempo y yo seguía con
Yumma, tuvo algunos problemas de salud pero se fueron solucionando. La verdad
es que viven pocos años, (unos cinco o seis) hasta sufrir una infección de
riñones y ya no pudo más.
Se fue de mi vida el 7 de
diciembre 2013 casi en mis brazos, y yo
sentí mucho su pérdida. Hasta ese momento no me había dando cuenta de lo que
representaba este animal para mí. Todavía la echo de menos. Cuando paso por la
habitación, me acuerdo de ella.
Espero y deseo que mi Yummita
sintiera que conmigo fue muy querida.
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