miércoles, 23 de diciembre de 2009

YA DESCANSA EN PAZ EL GATO QUIQUE.


Hoy estoy muy triste porque el gato Quique ha sido atropellado por las ruedas de un coche y ha muerto esta madrugada.

Se pasaba el día entero en las butacas de mi terraza de planta baja, dormido o despierto, comiendo y bebiendo a cuerpo de rey, y jugando conmigo cuando salía a acariciarle.
Le había puesto un cajón con arena y una caja de cartón para guarecerse del aire, pero por las noches salía a hacer su ronda particular.

Era un gato callejero muy joven y se había adaptado a mi esporádica compañía. Le había llevado una vez a desparasitarle y yo le tenía medio adoptado.

No le dejaba entrar en mi casa porque tengo a mi gata Isis que no sale nunca de paseo a la calle, aunque parecía muy amiga de Quique.

Por las mañanas, le solía yo encontrar en la calle junto a otros gatos, agazapado debajo de algún coche hasta que le llamaba y se subía a la terraza para pasar allí todo el día.

Ayer se asustó mucho con la rotura de una persiana por efecto del enorme viento que soplaba y salió despavorido. Y lo pensé. Este Quique un día sale así a la calle y le pillará un coche. Pero enseguida volvió y se me pasó el mal presagio.

Sin embargo esta mañana le he llamado muy temprano y no ha venido. Después me ha avisado una vecina de que había visto a Quique en la calle, pero no como otros días, sino muerto, atropellado seguramente por un coche.

Yo no le he visto muerto porque al parecer, el cuerpecito de Quique había sido retirado por un barrendero.

No sé si eso ha sido lo que yo hubiera querido para Quique, pero ya no tiene arreglo.

Con todo el dolor de mi corazón he retirado los trastos de Quique que tenía en mi terraza para su uso y disfrute, y me he refugiado en la dedicación de le debo a mi gata Isis.

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